Como la mayoría de los que estamos en esto, me enrolé en la labor prehospitalaria por una motivación de ayuda, con harta vocación, con poca paga inicial, con cero privilegios y garantías, con conocimiento de ello. Hoy diez años después, más viejo y resignado sigo sin privilegios ni garantías en un trabajo donde el 60% de los reanimadores (60 almas) no tenemos ley de urgencia y ninguno tiene seguridad laboral (te sacan por capricho), no tenemos acceso a un sistema de apoyo sicológico ni ante procedimientos duros (mi supervisor me sugirió visitar a su terapeuta!), además nos acotan las vacaciones a diez días al año (por necesidades del fuc.ing.. servicio!) Debemos compartir algunos espacios de trabajo invivibles, con baños indecentes; por demás debo comprar mi uniforme y subvencionar otros.
En cuanto a trabajo en equipo, el grupo médico que me rodea, con gran hipocresía, involuciona con encubiertas cuotas de desconfianza que solo pone de manifiesto una lucha de poder vetusta y mezquina, y no hace más que entorpecer un sistema ya deteriorado. Superiores que adoctrinan para pensar como funcionario público, cortan alitas, acotan libertades y posibilidades, apretan el cinturón, exigen compromiso para un sistema mediocre a costa de hipotecar la propia vida. El new age del trabajo: el de la medianía.
Pertenezco a uno de los grupos de excelencia del sistema público de la salud chilena, avalado y reconocido a nivel nacional. También pertenezco a un ñoño grupo que a pesar de esta desprotección y poca capacidad de estimular el compromiso tira la carreta para que nuestro director siga disfrutando de su chiche sanitario.
Me refiero a los giles de los REANIMADORES DEL SAMU METROPOLITANO.
Tripulamos ambulancias que no ofrecen elementos básicos de protección a sus ocupantes (cinturones y elementos de sujeción), con recurrentes y cada vez más graves problemas de dirección, frenos, eléctricos, sin calefacción en invierno ni aire acondicionado en verano. Nos exigen traslados de alta complejidad con minimas garantías de seguridad y protección al paciente. Debemos defendernos de gente agresiva que, por una ciega regulación, espera en la calle con sus muertos a la ambulancia solo para descargarse. Con mayor frecuencia hago la pega de los moviles básicos y mientras estoy en base estos alcanzan los servicios de urgencia con pacientes graves o fallecidos. ¿Mencioné la ley de urgencia y el descanso compensatorio?. Y esto ocurre solo desde hace 10 años.
Nuevamente la diferencia entre hacer las cosas correctas y hacer las cosas correctas bien hechas. La chantitud, chantez o como quiera llamarsele nos invade.
Chantas los ream¡nimadores del Samu metropolitano que luego de diez años seguimos creyendo en sostener un sistema deficiente solo con la vocación y con un costo personal demasiado alto.
Sorry, estoy un poquito cansado.
(More...... "me resigno")
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