Friday, February 02, 2007

Cuidar de sí mismo

Cuando esas inmorales actitudes que ni el estatuto ni los mejores y más elevados argumentos logran limpiar la mierda que los tiñe, trasgreden los valores y el sentido común de hombres y mujeres hechos y derechos, me pregunto seriamente en que sociedad deseo vivir y para quien deseo trabajar.
Deseo ver padres dignos, con valores y actitudes congruentes al futuro esplendoroso que desean para sus hijos, orgullosos ejemplos en actos y decisiones ; sin embargo, diviso cervatillos entre la hierba. Adultos serios tratados al antojo en tono de adolescentes oligofrénicos. Al menos los argumentos que les dejan soporosos y resignados son del tipo. El miedo nos mueve para el lujo del que nos mueve.

Mi vocación sufre. He perdido el respeto y la admiración. Otros, la capacidad de sorpresa. Ya no es lo mismo. Como le explico a mi hijo que en una pega de ayuda al otro me cueste tanto apoyar a mi par, a ese que aunque no me interese es sujeto de arbitariedad y desestima inexplicable.
¿Cómo le explico esa convicción de que sigo allí para darme por entero a ese anónimo de la calle?. ¿ Es acaso la expiación del sentimiento de resignación que experimento cada vez con mayor intensidad ante estos repetitivos hechos consumados?.

¡Ojalá a mi nunca me ocurra algo similar!. Bueno... me sucedió.

La solidaridad es un acto individual, raro y ocasional que llega dificilmente de aquellos que se hunden contigo en el lodazal, para ti a las rodillas, para ellos hasta los tobillos ( pero no lo ven) . Ante esas situaciones de la vida en las que necesitas un vendaval de apoyo, sientes que este solo llega a goterones. Nadie te llama por pena, miedo, temor, lata, desinterés, supe pero...., y te quedas un poco más solo, sabiendo que esta es una más de las lesiones de ese cuerpo colectivo del que poco te encargas cuando no eres tú.

Y que decir de la actitud pusilánime, lenta, antojadiza y cagona de las estructuras que fueron creadas para velar mi sueño. ¡Por favor, no hagan nada, que a esta altura es lo mejor que hacen!.

Como dijo un filósofo " La peor enfermedad es la ausencia de amistad" y agregó " el cuidado de uno mismo es la condición de cualquier dicha o gozo. No es una precaución, sino una atención...(sic)... el gobierno de sí, como se gobierna una casa, como se gobierna una nave, es también el cuidado de los otros. Es un conjunto de prácticas que unen el saber y el ejercicio y es un permanente aprender. Se despliega y adquiere en la forma de andar, de vestir, de hablar, en el ejercicio, en la conversación, en las decisiones y detalles. se trata de una verdadera incorporación, un darse cuerpo recibiendo en uno mismo algo que no sale de ningún interior propio.


Tal vez faltó un poquito de sentido común. De cuidar al otro, de humanizar la relación y sin dudarlo la cultura del apostolado seguiría comandando nuestro accionar.

La profecía autocumplida es que la exigencia del compromiso mató el compromiso. La vanidad la mató también.

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